A 103 años del milagro de la "danza" del sol de la Virgen de Fátima
Un 13 de octubre de 1917, cientos de testigos aseguraron haber visto al astro bailar y girar en el cielo. En 1981 el Papa Juan Pablo II se encomendó a ella tras recibir disparos que le perforaron el estómago. ¿Cuál es la historia de esta Señora milagrosa?
Según la tradición católica, la Virgen de Fátima se le apareció varias veces a tres pastorcitos en Portugal entre el 13 de mayo y el 13 de octubre de 1917.
La última de esas visiones fue la que más testigos tuvo. Ese día, la Señora del Rosario de Fátima anticipó que iba a obrar un milagro para que todos pudieran creer.
El 13 de octubre de 1917, miles de personas, prensa y fotógrafos se reunieron para observar lo que más tarde denominarían el " Milagro del sol". Cientos de presentes dijeron haber presenciado actividades solares extraordinarias, como ver al sol "danzar", girando hacia la tierra y emitiendo luces multicolores y radiantes.
Ese día, los pastorcitos aseguraron haber visto también imágenes de Jesús, de la Virgen María y de San José bendiciendo a la muchedumbre concentrada.
La Virgen de Fátima y el atentado a Juan Pablo II
64 años más tarde del día del fenómeno solar, un 13 de octubre de 1981, un terrorista búlgaro llamado Alí Agca disparó varias veces contra el Papa Juan Pablo II, mientras este recorría la plaza San Pedro en el Vaticano. Una monja y varios testigos intervinieron para que el hombre frenara el tiroteo, pero el pontífice ya había recibido 4 balazos: dos en el estómago, uno en el brazo derecho y otro en la mano izquierda.
El herido perdió casi tres cuartos de su sangre y sufrió una perforación intestinal que lo dejó en estado de shock. Lo operaron en el Policlínico Universitario Agostino Gemelli, hospital al que llegó inconsciente, pero cuando entró al quirófano, el Papa presintió que sobreviviría, creyendo en la intercesión de la Virgen de Fátima, quien, en una de sus apariciones a los pastorcitos, había advertido que un "obispo de blanco" sufriría un atentado.
Agca fue arrestado inmediatamente y sentenciado a cadena perpetua por un juzgado italiano. Posteriormente, Juan Pablo II perdonó al terrorista por haber intentado asesinarlo y el presidente italiano Carlo Azeglio Ciampi otorgó el indulto al preso a petición de la autoridad religiosa, tras lo cual fue deportado a Turquía en junio del 2000.