Por Mariano Cerratto 
@marianodcerrato 

La llegada del día en que se conmemora a San Cayetano tomó a los argentinos en un contexto difícil, que se puede sentir de cerca en los barrios populares de la ciudad de Buenos Aires, en una fecha en la cual sus devotos le rinden homenaje de manera virtual al santo del trabajo o se acercan a alguna pequeña urna con su imagen para dejarle su solicitud para conseguir empleo.

El sacerdote de la parroquia Virgen de los Milagros de Caacupé, en la Villa 21, Lorenzo "Toto" De Vedia, señaló en diálogo con Crónica que el trabajo de los curas villeros en estos tiempos consistió en "ir convenciendo" a las personas de cumplir con los cuidados sanitarios y "ayudar a la gente que más lo necesita".

"La parroquia está abierta para buscar el almuerzo, así como para consultas de la gente que tiene que ir a cobrar una asignación a Anses. Somos como la intendencia del barrio", explicó el padre, quien contó que además trabajan en "ir convenciendo" a la gente del lugar que "le cuesta ir a hacerse el hisopado del coronavirus", por motivos como "el miedo a dejar la casa sola" y les "dan una mano".

De Vedia detalló que "por día unas 900 personas" se acercan a un comedor de emergencia organizado por la parroquia, en donde la gente se acerca a retirar con distanciamiento social su vianda de comida para luego "poder comerla en su casa", algo que se replica en otros siete comedores en los cuales su iglesia "ayuda a coordinar la entrega de alimentos".

El cura villero mostró su preocupación sobre la situación que se vive en los barrios populares e hizo hincapié en que "mucha gente de la villa se desempeña como empleada doméstica o arreglo en una construcción, del trabajo que genera la clase media" y remarcó que estos empleos "se pararon" en los últimos meses.

En este sentido, el padre sostuvo que arrancaron ya el año "sin changas", pero que después esta problemática "se profundizó", por lo que frente a este panorama enfatizó que "los curas son parte de la villa" y tienen que "tener cercanía" con las personas que viven en ellas para "acompañarlas en este momento".

Además de las misas y oraciones que se realizan de forma virtual, De Vedia contó que frente a la imposibilidad de que las personas se despidan de sus seres queridos antes de fallecer, van al cementerio para hacerle al difunto "una oración en la puerta". "Venimos de un mensaje de individualismo y sálvese quien pueda, cuando el mensaje debe ser que o nos salvamos todos o no se salva nadie. Hay que pensar en el otro", sintetizó el padre villero, como la forma de poder atravesar este presente.