Una famosa cadena que se dedica a la comercialización de churros se volvió viral por las repercusiones que se generaron en las redes sociales por el reclamo de una clienta. Para muchos usuarios la queja era insólita, pero para otros fue completamente razonable.

Los churros en verano son un clásico. No hay persona que vaya a la costa y no compre al menos una docena de este producto tan rico, que es más que una tradición argentina. A lo largo de los años, una fábrica supo posicionar sus productos y así se transformó en una parada obligada para los turistas de todo el país. 

Todo comenzó cuando la usuaria "@jenniferpaarker" compró churros en la churrería "El Topo" a través de una aplicación de pedidos. Luego de recibir el producto, se llevó una inesperada sorpresa. Estos habían llegado incompletos, debido a que les faltaba el azúcar que los recubre.

"Me pedí 18 churros de @churreriaeltopo porque los amo, todos con azúcar. Llegaron todos sin azúcar. Me arruinó el día", escribió Jennifer en Twitter. No esperaba que la empresa contestara su inquietud, pero la famosa churrería respondió al instante. Desde la cuenta oficial de la fábrica le pidieron disculpas, sin embargo, la joven continuó con las quejas

Desde Churrería El topo comentaron que en el apuro se olvidaron de agregarle la azúcar. A lo que la mujer respondió que ella había especificado 3 veces en el pedido que sin la decoración no le gustaban. Todo esto derivó en un extenso cruce de tuits.

La empresa le sugirió a la compradora que le sacara fotos al producto y al ticket de compra para que la queja tenga sentido. Sin embargo, la usuaria dijo no encontrarlo. Entonces la churrería contraataco diciendo: "Te lo estoy pidiendo desde hace media hora y vos te enojaste".

La discusión no llegó a nada. El Topo decidió dejar de discutir, ya que los argumentos de la usuaria no eran sustentables. Pero el revuelo ya estaba hecho. Muchos usuarios de la aplicación de pajarito salieron a la defensa de la famosa cadena de churros, mientras que otros apoyaron a la joven.    

Algunas cuentas alegaban que Jennifer solo quería que le regalaran más churros y que no era un problema grave lo que sucedió, ya que uno le puede agregar la azúcar a su gusto en la casa.

Otras personas opinaron que la queja de Jennifer era correcta, por el hecho de que ella pagó por la azúcar en el churro. Además, dijeron que era necesario que la churrería le devolviera la plata gastada