Stephen Ringo se volvió obeso durante su matrimonio. Llegó a pesar 186 kilos porque su alimentación se basaba en comida chatarra. Almorzaba dos Big Mac, 20 nuggets, dos paquetes de papas fritas y dos vasos de gaseosa cada mediodía. Y por la noche, cenaba pizza.

"Después de terminar, siempre me sentí tan mal conmigo mismo. Me odié a mí mismo. Era casi tan redondo como ancho. Mis pantalones eran de 60 pulgadas y yo tenía 67 pulgadas de alto", contó.

Con el correr del tiempo este programador de computadoras de 38 años se volvió tan gordo que no podía atarse los cordones, ni tener sexo. Eso lo llevó a un pozo depresivo por el cual, su mujer lo abandonó.

Tras ese hecho, Stephen decidió cambiar radicalmente su vida: comenzó a ir al gimnasio a diario y a comer sano. Suplantó sus grasosas comidas por vegetales, pollo y verduras. También comenzó a ayunar, lo que significa que solo come entre las 5 p.m. y las 9 p.m.

Con el cambio de hábitos, el hombre perdió casi la mitad de su peso. Eso hizo que le queden "colgajos" de piel que en algún momento deberá operarse. "Tengo mucho exceso de piel. Me encantaría que me lo quiten, pero la cirugía cuesta mucho, así que no es mi prioridad ahora", contó.