Una usuaria de X (antes Twitter) compartió sorprendida un mensaje insólito que recibió de parte de una persona desconocida. Junto a la captura, escribió: “Se cumplió la profecía de cuando tenía 11 años”

Dada la cantidad de superficies con nombres, fechas y mensajes escritos en diferentes colores y caligrafías en espacios públicos, se puede intuir que en la adolescencia existe un impulso de materializar la propia existencia si hay una pared y una lapicera a disposición. 

Los baños de la escuela, los pupitres, los muros, los juegos de la plaza, los carteles en la vía pública, ante los ojos de un joven con una cartuchera en la mochila, pueden ser un lienzo en blanco para expresarse. 

A veces se opta por el anonimato para que el mensaje trascienda, como es el caso de los graffitis políticos, los chismes o algunas ilustraciones que se pueden apreciar en los rincones de cada barrio, pero hay quienes eligen revelar su identidad. 

Al ser considerado como un acto vandálico por los puristas de la propiedad privada, esto puede representar un riesgo para el autor que utiliza un "canva" que no le pertenece, pero también un beneficio si se utiliza como un medio para promocionar algo. 

El segundo fue el caso de Antu ("antomelecheyn"), una joven de 19 años que recordó a la fuerza la travesura que había protagonizado casi una década atrás en un viaje familiar a una quinta. Ella tenía un fibrón y un sueño. 

En su cuenta recibió una solicitud de mensaje de una persona desconocida: “Hola, alquilamos una quinta con mi familia y encontré tu Instagram escrito en una cama cucheta”, le escribió un perfil bajo el nombre de Martu. 

El tweet de Antu que se volvió viral. (X)
El tweet de Antu que se volvió tendencia en "X".

Si bien en las respuestas Antu asegura que no recuerda cuál era su intención al dejar su arroba escrito en la cama de un lugar que visitó una única vez, a sus seguidores y a ella misma les pareció hilarante que 8 años después estuviera dando frutos

Como es habitual en la caótica red social, algunos desconfiaron de la situación. Otros obviaron el detalle de que la emisora del mensaje era Martu y eligieron el camino del romance destinado con un varón: “Es el elegido”

Zahi, por su parte, confesó que una vez dejó su número de teléfono en una plaza y el destinatario no fue el esperado: “Me escribió un chabón con una foto de Hitler”. También estuvieron quienes recordaron el acto de dejar su contacto en las camas como un clásico de los campamentos escolares.