Unos roedores, que forman parte de una investigación científica realizada en el Laboratorio Jackson en Connecticut (Estados Unidos), volvieron del espacio convertidos en "súper ratones" y sorprendieron a todos.

Se trata de unos ratones modificados genéticamente que fueron a la Estación Espacial Internacional y regresaron con músculos desarrollados.

El experimento, llevado adelante por investigadores espaciales, busca alternativas al desgaste muscular que padecen los astronautas cuando dejan el planeta Tierra. El cuerpo humano está acostumbrado a trabajar a causa de la gravedad, por lo que la falta de ella perjudica los músculos y huesos. 

A los ratones de la Estación Espacial Internacional se les inyectó un nuevo fármaco que les hizo ganar masa muscular y ósea durante su mes en órbita, según informó The Daily Star

Se trata de un compuesto que bloquea la proteína miostatina, que limita el crecimiento y que fue aplicado antes del despegue y una vez por semana mientras los animales participaban en la misión.

La masa de los roedores experimentales aumentó en un 20 por ciento, en tanto que los que no recibieron la inyección, perdieron un 10 por ciento de masa muscular. No obstante, cuando estos últimos volvieron a nuestro planeta, recibieron la dosis del fármaco y de forma inmediata lograron ganar músculo.

Varios de los ratones que recibieron la dosis para producir menos miostatina, terminaron teniendo el doble de masa muscular promedio para empezar. Fue así cómo este grupo de roedores terminó ganándose el apodo de "súper ratones", elegido por el equipo de investigación.

Cabe destacar que el hallazgo no solo resultaría útil para los astronautas. "Podría ayudar a cualquier condición, cualquier enfermedad prolongada, en la que alguien esté postrado en cama", señaló una de las investigadoras de la Universidad de Connecticut involucrada en el desarrollo del tratamiento, Emily Germain-Lee, en diálogo con la revista New Scientist.

Los ratones que formaron parte del experimento (gentileza Dr. Se-Jin Lee/University of Connecticut School of Medicine via AP).

Los científicos trabajan en la creación de una versión del fármaco apta para consumo humano, ya que los primeros intentos producían efectos secundarios como graves hemorragias nasales.