El oficio de mozo suele dejar ciertos insabores pero también momentos agradables, sobre todo a la hora de recibir una propina por parte de un comensal, aunque en algunos casos la misma puede ser elevada y "dejar con la boca abierta" a propios y extraños.

Tal es el caso ocurrido en la ciudad estadounidense de New Hampshire, donde los empleados de un restaurante quedaron atónitos, luego de que un cliente pidió comida y bebidas por el valor de 37,93 dólares y dejó una propina de 16.000.

El hecho ocurrió en el Stumble Inn Bar and Grill, donde el cliente, que no fue identificado, agregó la generosa propina a su pedido. El hombre había ordenado “dos hot dogs con chile, chips de pepinillos fritos y algunos cócteles”, según explicaron desde el local.

Este episodio tuvo repercusión luego de que uno de los trabajadores compartiera a través de su cuenta de Facebook una fotografía del ticket, en el que se muestra la propina de 16 mil dólares para el personal.

La cuenta no miente: 16 mil dólares de propina (Facebook).

“Pensé que era un error”, confesó Mike Zarella, dueño del restaurante. Michelle McCudden, una moza del lugar, por su parte expresó que el cliente “era una especie de hombre misterioso”. “Trabajo de este dese hace mucho tiempo y nunca pensé que me pasaría algo así”, expresó.

Según manifestó McCuden el hombre vio pasar las papas fritas en vinagre y me dijo: "Oye, quiero una de esas". Al momento de pagar, la chica quedó asombrada y fue a hablar con el dueño del local.

Estados Unidos: empleados sorprendidos y agradecidos

Cabe destacar, que el pago se realizó con tarjeta y la empleada que le cobró no se percató de forma inmediata de la cantidad que marcaba; sin embargo, antes de dejar el restaurante, el hombre le dijo a la mujer: “No lo gasten todo de inmediato”.

Esa noche había ocho personas trabajando en el restaurante y como el personal comparte todas las propinas, los ocho repartieron el dinero en efectivo y lo compartieron con los cocineros.

“Subimos y le dimos las gracias. Fue un año realmente duro para todos nosotros. Que alguien hiciera algo así realmente restauró mi fe en la humanidad. Simplemente dijo que trabajamos muy duro y que quería hacer algo bueno y que realmente quería que lo tuviéramos”, concluyó McCuden.