Durante toda la pandemia se hizo costumbre pedir comida por delivery. Es una manera más cómoda pra los clientes a la hora de hacer su pedido. Así pueden quedarse en sus casas, sin tener que ir a buscar hasta el local. Por lo general, el consumidor siempre dice que tiene la razón si hay alguna equivocación en el envío. 

En caso de que la comida no llegue tal como se esperaba, la culpa será del restaurante, pero no siempre es sí. Algunas veces, la persona que encarga algo no lo hace con claridad o no detalla si hay algo que no desea. Por esa razón, los gastronómicos intentan satisfacer a sus consumidores lo máximo que puedan y así obtener fieles clientes

Hoy en día pedir delivery es muy común.

Un claro ejemplo es el del negocio Pandoro Pizzería en Blackpool, Reino Unido. Los trabajadores de este negocio se toman muy en serio de cumplir con los gustos de cada una de las personas que les encarguen comida.

Un caso fue muy especial cuando les llegó una orden que, al principio, parecía ser una como cualquier otra. Pero, en la parte de "peticiones especiales" que otorga el restaurante, había un deseo muy particular que llamó mucho la atención. 

"Ya... una solicitud realmente extraña, pero ¿les importaría llevarme un rollo de papel higiénico de repuesto de los baños del restaurante?", decía la nota del pedido. La explicación de este individuo fue: "se nos acabó por completo y ahora he bebido alcohol, así que no puedo conducir a una tienda".

De todas maneras, esta persona prometía "una buena propina" para llegar a obtener ese elemento que necesitaba en su hogar. Así fue que el negocio cumplió con la orden y dejó la pizza junto con el papel higiénico, tal como lo habían pedido. 

La realidad fue que no era ningún caso urgente. Se trata de una costumbre que tiene Stephen Nightingale, un hombre de 39 años, fundador de Blackpool Takeout Reviews, una entidad que pretende poner en valor a los comercios locales. 

Este hábito es una manera de promocionar a los restaurantes, ya que el señor hace simples chistes que repercuten todas las redes de Internet. "Una vez le pedí a alguien que llamara a la puerta y cantara el tema de la lotería del código postal para que mi esposa pensara que habíamos ganado", contó el emprendedor al Mirror.

En otras ocasiones llegó a pedir a los conductores "que llamen a la puerta con códigos secretos: el panel superior derecho de vidrio dos veces, el inferior derecho tres veces y el buzón dos veces", recordó Stephen.

Una vez "conseguí que uno cantara Vindaloo a través del buzón una noche cuando jugaba Inglaterra. Ha habido muchos", afirmó el cliente, que siempre deja buena propina para los repartidores que cumplen con sus requisitos.