Con los churros no: trataron de sucios a los empleados de "El Topo" y ellos salieron en patota
Los empleados de la churrería "El Topo" fueron criticados por su higiene y todo el grupo de empleados salió en defensa con un icónico tuit.
"El Topo", la mítica churrería de Villa Gesell, tiene más de cincuenta años de historia, desde aquel primer local que abrió sus puertas en la década del 60.
Hoy la marca se expandió a tal punto que ya son 21 las sucursales en varios puntos del país. Así, ya son tres generaciones las que trabajan para cocinar los churros más famosos de Argentina.
Miles de argentinos que viajan a la costa en el verano se emocionan con tan solo pensar en los churros que se van a comer en la playa a la hora del atardecer, mientras los acompañan con unos ricos mates.
Sin embargo, hay algo que nadie sabía hasta ahora, y es que El Topo también tiene sus haters. Aunque también quedó demostrado que ellos saben muy bien como defenderse de las críticas no constructivas, que por supuesto no son bienvenidas.
En esta oportunidad y para sorpresa de muchas personas, un usuario cuyo nombre y género no fueron revelados, comentó: “Este año en la playa de Ostende pasaban vendiendo, pero no compramos porque realmente los vendedores ambulantes tenían aspectos de sucios. Y dijimos, ¡luego de la pandemia no aprendimos!”.
Pero eso no fue todo, sino que después lamentó: “Una pena que ustedes tal vez no puedan exigirles limpieza: presencia, prolijidad, pelo atado”, detalló la persona.
El personal de la churrería no quiso quedarse de brazos cruzados y a modo de respuesta escribieron: “Sucios”, junto a una foto donde se puede ver a los 20 empleados posando frente a la cámara con sus uniformes y las canastas repletas de churros.
La historia de El Topo
Hugo Navarro y Juan Carlos “Cacho” Elía fueron los pioneros de este gran invento. Después de algunos intentos fallidos en Buenos Aires, en 1968 instalaron la primera churrería de Villa Gesell.
La sugerencia de un letrista que pintó la vidriera del local fue todo en aquel momento y es clave en su historia: el cartel debía estar al revés, así la gente se detenía para leerlo.
Al año siguiente los socios inauguraron la sucursal de Necochea. Cuatro décadas después, los hijos de los fundadores decidieron emprender la expansión de la marca a nuevas ciudades, convirtiéndola en la churrería con más locales a nivel nacional.
Con los años, las nuevas dietas, modas y gracias al aporte de la nueva generación llegó la diversificación del producto: nuevos rellenos salados, rellenos veganos y churros sin TACC se acomodaron a la actual demanda.