El asado de los domingos son una tradición argentina, con familias haciendo de la comida una ocasión semanal. Mientras el sabor de la carne siempre dependerá del corte y las habilidades del cocinero, un aspecto que no se debe olvidar es la calidad de las herramientas que se utilizan. Entre ellas, no hay una más importante que la parrilla.

Eléctricas, portátiles y de ladrillo, todas las parrillas necesitan un poco de cuidado de tanto en tanto. La higiene de la parrilla es mucho más que una cuestión estética: si se deja sucia por mucho tiempo, restos de carne y grasa comenzarán a acumularse entre los hierros. Esta suciedad puede afectar el sabor de la carne como mínimo, y formar una sustancia tóxica y hasta cancerígena como máximo.

Sobre la frecuencia de limpieza, es recomendable quitarle la grasa y la mugre que se le puede pegar después de cada uso de manera superficial. De esta forma, cuando haya que hacerle una limpieza profunda, será más sencillo dejarla reluciente. El mantenimiento profundo debería realizarse cada 3 o 4 meses para evitar que se oxide.

Antes de lanzarse a limpiar la parrilla como se limpiaría un plato, vale tener en cuenta una serie de consejos y precauciones. En primer lugar, es aconsejable limpiar la parrilla cuando recién sacamos el asado de las brasas y los hierros todavía están calientes. La temperatura asisitirá a la hora de refregar la suciedad que pueda estar acumulada (procurar usar guantes para evitar quemaduras).

¿Cómo limpiar la parrilla después de un asado?

Tips para limpiar la parrilla después de un buen asado.

Los expertos parrilleros desarrollaron diferentes métodos para limpiar la parrilla, ya que el agua y el jabón no son las herramientas más fiables para esta tarea. El agua puede oxidar el metal de la parrilla luego de un tiempo, y cualquier residuo de jabón que entre en contacto con la carne la contaminaría. En su lugar, podemos usar:

Cepillos de alambre: algunos de estos cepillos fueron diseñados con la limpieza de parrillas en mente, por lo que su forma y material son ideales para realizar el mantenimiento. Si la parrilla se usa de manera frecuente, vale la pena invertir en uno de ellos, disponibles en casi todas las ferreterías.

Café: aunque suene extraño, no es difícil imaginar por qué el café en posos es una herramienta útil a la hora de limpiar la parrilla. Espolvoreando un poco de los granitos sobre los hierros del mueble, podemos usar una hoja de papel diario para frotar hasta remover la suciedad.

La cebolla es una herramienta popular a la hora de limpiar las parrillas.

Cebolla o limón: continuando con los ayudantes comestibles, tanto la cebolla como el jugo de limón cuentan con un fuerte poder antibacterial y desengrasante que resulta beneficioso para limpiar una parrilla. Solo se deben humedecer ligeramente los hierros, ya sea frotando mitad de una cebolla o vertiendo un poco del jugo, para después frotar la suciedad con un papel diario.

Desengrasante de horno: en caso de que la grasa esté muy pegada, siempre se puede recurrir a un desengrasante especial para parrillas. Aunque no tan común como las demás herramientas, su aplicación es simple: solo se deben rociar las partes de la parrilla que más grasa tengan y dejarla reposar toda la noche. A la mañana siguiente, un trapo o papel de diario hecho bollo será suficiente para remover la suciedad.

Terminar con un trapo de tela de algodón: para finalizar la limpieza de manera prolija, podemos realizar una pasada final con un trapo de algodón. Este material resiste altas temperaturas, por lo que no se quemará con facilidad. Eso si, verificar que la tela no tenga microfibra, polietileno u otros tipos de hilo, ya que se quemarán con facilidad y dejarán residuos entre los hierros.