El secreto de un buen plato radica muchas veces en los condimentos que se hayan empleado. Tanto aficionados como profesionales de la cocina conocen varias combinaciones para realzar los sabores de sus preparaciones, y si lugar a dudas, la salsa gremolata o gremolada no puede faltar en su recetario.

Su sencillez y versatilidad la convierten en uno de los condimentos más extraordinarios: para prepararla, solo se necesitan tres ingredientes básicos –que probablemente casi todo el mundo tenga en su cocina-, no requiere de cocción ni elementos de cocina especiales, se adapta a un montón de variantes al gusto, y, por si fuera poco, enaltece los sabores de las carnes, pollos, pescados y verduras.

La gremolata es una receta de origen italiano, y su etimología devine del milanés gremolá, cuya traducción podría ser “molido”, dado que antiguamente se utilizaba el mortero para realizarla, aunque hoy día hay quienes usan simplemente el cuchillo o un mixeador eléctrico. Originalmente, los europeos utilizaban esta salsa para acompañar platos grasos, como el osobuco a la milanesa, ya que su sabor es ácido por los ingredientes que la componen, pero la realidad es que combina perfectamente con cualquier otro alimento.

Sus ingredientes principales son de pura esencia mediterránea: perejil fresco, ajo, y piel de limón. Se puede regular la cantidad de aceite de oliva para darle una textura más húmeda o ligada y homogénea, dependiendo del plato en el que se vaya a utilizar. Eso sí: nunca debe quedar muy líquida. Asimismo, lo habitual es incorporar un poco de sal, que potencia el sabor y ayuda al majado, y, opcionalmente, pimienta recién molida.

La receta original de la gremolata varió a lo largo de los años según el gusto y preferencia de cada cocinero y comensal. Hay quienes eligen incorporar una feta de anchoas, para conseguir un sabor más intenso. Otros deciden sustituir el perejil por otras hierbas, como el tomillo, el romero o la salvia, o cambiar la ralladura por una de naranja. Al fin y al cabo, es de esas recetas que se van probando sobre la marcha, haciendo los ajustes que se consideren necesarios hasta dar con el punto preciso. Mirá cómo hacer esta receta según el portal Directo al Paladar.

Cómo preparar una gremolata

La gremolata ombina genial y realza platos de pescado, carnes y verduras.

Ingredientes:

  • Ralladura de 1 limón
  • 2 dientes de ajo
  • 5 o 6 ramitas de perejil fresco
  • Aceite de oliva, cantidad necesaria
  • Sal y pimienta, a gusto

Procedimiento:

  1. Lavar el limón y el perejil, que debe ser muy fresco y crujiente, y secar. Separar las hojas o usar los tallos enteros, aunque pueden amargar un poco. Pelar los ajos y, si se prefiere más suave, abrir por la mitad y extraer los nervios centrales.
  2. Rallar la piel de la mitad del limón, o del limón entero si es muy pequeño, procurando sacar solo la parte amarilla.
  3. Mezclar todo en un mortero, añadiendo una pizca de sal, y machacar a mano hasta obtener una textura homogénea. Se puede picar a cuchillo y combinarlos en un bowl. Si se añade un poco de aceite de oliva o unas gotas de jugo, se podrá triturar mejor con el brazo del mixer, siempre procurando no transformar la mezcla en un puré.
  4. Probar y ajustar la cantidad de ingredientes si fuera necesario, salpimentando al gusto. Servir.