Este miércoles, MasterChef Celebrity Argentina 2 tuvo su primera gala final. En ella, Georgina Barbarossa se enfrentó a Gastón Dalmau, con el objetivo de mostrar su creatividad y conseguir el gran premio de $1.200.000 gracias a un menú de tres pasos a libre elección de los concursantes.

El programa arrancó con un tinte emotivo. Los tres jurados Damián Betular, Donato De Santis y Germán Martitegui, recibieron a los participantes vestidos de gala, y por primera vez, los famosos dejaron de utilizar el clásico delantal blanco y lo reemplazaron por una verdadera chaqueta de chef.

El desafío

Esta vez no tuvieron la presión de ningún reto extra, ni con corridas al mercado, porque se mantuvo abierto durante toda la edición, pero sí se enfrentaron nuevamente al reloj, ya que en hora y media debían preparar un menú de tres pasos a elección de ellos. Gastón eligió sorprender a los jueces con una pavlova como postre y Georgina unas clásicas natillas.

Según contó la humorista este sábado en PH, se trata de una preparación que ella estuvo buscando por todos lados ya que no quería que fuese cualquier plato, sino una versión que siempre le preparaba su mama quien falleció hace poco. Lo particular es que estaba ordenando el escritorio de su casa cuando de repente cayó en sus manos el manuscrito original de las natillas, por lo que ella lo atribuyó a que la estaba apoyando desde el más allá.

El resultado se verá recién este jueves, en el último programa de esta segunda edición, a partir de las 22.00 horas.

Qué son las natillas

Se trata de un plato tradicional español que lleva ingredientes sencillos y se hace en muy poco tiempo. El resultado final es similar al del clásico postrecito cremoso que se consigue en los supermercados argentinos (el que tiene un nombre “calmadito”), con la salvedad de que lo podemos hacer en casa, en pocos minutos y sin conservantes.

Receta de las natillas, por Anna Terés

Ingredientes para seis porciones:

1 litro de leche

5 yemas de huevo

100 g de azúcar (cuatro cucharadas soperas)

un trozo de cáscara de limón

1 rama de canela

40 g de fécula de maíz (dos cucharadas soperas)

Elaboración:

1.-Reserva un vaso de leche fría y calienta el resto con la rama de canela y la piel de limón. Cuando la leche empiece a hervir baja el fuego para que no se derrame y deja que hierva durante cinco minutos a fuego muy lento.

2.-Mientras, añade la fécula de maíz al vaso de leche que has reservado y remueve hasta que se disuelva por completo. Aunque te pueda parecer que se queda como el cemento, remueve, que se va a mezclar por completo y verás que todos los grumos desaparecen en un momento.

3.-Casca los huevos separando las yemas de las claras. En esta receta sólo vas a usar las yemas. Coloca las yemas en un bol bastante amplio y añade el azúcar y la leche con la fécula de maíz. Bate bien con las varillas.

Este es el paso a paso en fotos.

4.-Después de haber hervido la leche durante cinco minutos, pásala por un colador para retirar todos los grumos que pueda tener. Ahora es el momento de incorporarla a las yemas. Es muy importante que lo hagas poco a poco.

5.-Con la batidora en marcha, vierte la leche en el preparado de yemas, sin dejar de batir, hasta que la hayas añadido toda. Verás que te queda espuma en la superficie. Es normal. Vierte todo el preparado en un cazo y llévalo al fuego. El fuego debe ser bajo, ya que esta preparación se pega y se quema con facilidad. Puedes hacerlo al baño maría, aunque te cueste un poquito más. Remueve sin parar con una cuchara o una varilla manual. Cuando desaparezca la espuma de la superficie y las natillas espesen, ya puedes retirar el cazo del fuego. Este paso suele durar unos diez minutos. No seas impaciente o se te puede quemar.

6.-Vierte las natillas en vasitos o en una fuente honda, tipo ensaladera. Espolvorea la superficie con canela molida, una vez que se haya enfriado. Si lo haces a través de un colador, la canela se te va a repartir mucho mejor y no te quedará ningún grumito. Esto es sólo por estética.

Guarda las natillas en la heladera y servilas muy frías.