Tras el fallecimiento de su esposo, Camelia Herrera tuvo que salir a rebuscárselas y vender productos en la calle.
Gracias a la ayuda económica de un familiar, la mujer puso a "trabajar" esa plata e instaló un puesto de papas fritas, con su receta especial.
Tras el éxito de su receta (la cual revela en la nota), Camelia abrió 57 sucrusales junto a sus hijos y ahora piensa exportar las papas fritas a Canadá.