En 1995 y luego de terminar su sentencia en la prisión, con la plata compró una mansión con piscina, dos motos enormes, un avión, un helicóptero y una flota de autos de lujo. Sin embargo, la situación se volvió "una maldición".
Luego de dos separaciones, varias inversiones fallidas y un tenso contexto en el que debía circular con seguridad personal, se quedó sin dinero y sin hogar. "Ten cuidado con lo que deseas", expresó el hombre en una oportunidad.
"Las posesiones te atrapan", indicó el ganador a modo de reflexión. Ahora tiene 63 años, trabaja como pintor y decorador, y considera que se encuentra "más feliz que nunca". Además, no pierde la esperanza de volver a ganar.